Fue en el verano del 1998, cuando en Hermosillo Sonora, en la colonia la Olivares, coincidieron tres bandas que se convertirían en la legión del punk regional. Dentro de un terreno improvisado por nubes de polvo y olor a aceite quemado, se festejaban diez años de existencia de Suciedad Discriminada acompañados de La Perra Vida y La Merma de Nogales. Esa tarde representaba una de las últimas escenas de los 90s, tocadas en talleres o en casas abandonadas, equipos deteriorados, gente afuera del lugar sin querer entrar hasta que llegara la policía, y una juventud envuelta en la confusión de la submodernidad. Fueron estos tres grupos los que sobrevivieron a una década con el último vestigio de libertad, muy por fuera aún de la parafernalia tecnológica. Un periodo que pareciera comenzó en 1992, cuando Malignus Youth tocó en Hermosillo, y que finalmente desembocaba en una terna de bandas con discos independientes, sonidos locales originales, y una actitud de hacerlo sin reservas de gustarle a alguien, era simplemente Punk Rock.
La divina providencia del punk local nace en un entorno desafinado por contrastes poco congruentes, una ruta marcada desde el desierto costero hasta la híbrida y belicosa frontera, donde las tres bandas construyeron una realidad distinta al resto de los géneros existentes. A través de las entrañas que delimitan su cosmovisión, es en la segunda mitad de los ochentas y principios de los noventas donde forjaron sus antecedentes:
Suciedad Discriminada se presenta por primera vez un 6 de octubre de 1988. Provenientes del noreste de la ciudad de Hermosillo y dentro de un contexto estudiantil universitario, definen un instinto contestatario, con acordes entretejidos por influencias tanto de bandas con identidad subversiva, así como de grupos de punk clásico (plasmados posteriormente en su canción homenaje “Joe Strummer, Joey Ramone; en el nombre del Punk Rock"). En su andar, Suciedad Discriminada forma parte del discurso de resistencia local, renunciando al circuito snob hermosillense, y optando por representar a la juventud abnegada del periodo de los gobernadores Félix Valdez y Beltrones.
“... la siguiente rola tiene una especial dedicación para todos los activistas del CEUS que ahorita no tienen chamba porque tienen su archivo en gobernación… esta rola se llama desempleado..” Amilcar Peñuñuri, Suciedad Discriminada en Vivo en Casa de la Cultura 1992
Posteriormente, en febrero de 1993, el desierto engendra a una de las bandas más eclécticas de la región: la Perra Vida. Oriundos del sincretismo suburbano del sur de Hermosillo, sus integrantes debutan en los límites que comprenden la fractura territorial de la ciudad. Con un sonido marcado por el embelesamiento sicodélico del hardrock-noise en la guitarra, seducido por la resonancia cruda del metal regional en la percusión, pero embaucado por las melodías del punk rock en el bajo; la Perra vida marca una bifurcación, envueltos en composiciones surrealistas dentro del caos y redención que rodea al individuo en su muerte diaria.
"... en un fanzine, había una imagen... estaba un vato en una pared y un policía lo tenía detenido, y en la pared decía: el que lucha no ha muerto. Pero quién de nosotros aquí está luchando por hacer algo diferente, por rebelarse.. por eso todos estamos muertos...". Miguel Medina en entrevista a la Perra Vida para el programa el Congreso de los Ratones 1995.
Ya para el año 1994, en la heroica Nogales, a unos pasos del muro de los sueños frustrados de América, surge La Merma. Con una idea primitiva dentro del híbrido social fronterizo, un grupo de sujetos plantea que una forma de continuar y darle sentido a su adolescencia desgastada por escisiones dentro del entorno musical, es formar una banda que diera continuidad al hardcore punk local. La Merma incrustada en un contracultura meramente in situ, expresa una realidad marcada por la ensangrentada geografía que caracteriza a la frontera del mundo. Envueltos en ritmos melódicos acelerados, la banda refleja un entorno más allá de la resistencia y el existencialismo urbano:
"... Ya vez como se vive aquí en Nogales, es un desmadre, cada rola tiene una esencia de algo... ya vienes con otra vibra ensayando grabando y sacando rolas... traen un espíritu ratero... de asaltante, de pollero, de mafioso..." Simón Merma, entrevistado en 2008 para documental La Merma: 15 años de camino.
A partir de este preámbulo, las tres bandas coincidieron en Hermosillo en el caótico verano de 1998, donde se dio lugar a que La Perra Vida bautizara la noche, con su sonido etílico disonante y haciendo gritar a sus escuchas: "¡Pedazo de canción!". Una Merma que deleitó y contagió con su apertura "somos la merma" y que en su transcurso interpretó un tema de Suciedad (Pinochet) y una canción de eskorbuto (historia triste). Y donde finalmente, Suciedad Discriminada festejó su aportación de 10 años al punk local, a través de su amplio repertorio de canciones que han transitado en cada año de sobrevivencia. Las tres bandas mostraron esa noche su sólido material envuelto en delirio caótico de punk regional (Perra vida-Foco 1997, La Merma-Ciudad fronteriza 1997 y Suciedad discriminada 1988-1995); siempre alineados dentro de una contracultura y una conciencia de clase que inspiraría a muchas bandas posteriores.
Estos son los redivivos del punk, formados en los años consecuentes al hardcore de los ochentas en Sonora con Democracia real. Es en este entorno regional donde el punk tuvo una inserción en la aridez del desierto y en su ruta distorsionante, la cual influyó en bandas legendarias como Tvs.T, hasta llegar al sur de la entidad con los incendiarios Alma Surfer. Sus sobrevivientes no han cesado, aún recorren un camino deteriorado por el tiempo, la tecnología y el flagelo de vivir en el nuevo siglo. Tocan para aquello que estereotiparon como Generación X, así como para los indefinidos Millennials. Aún se les puede ver encarnados entre sus instrumentos, melodías y en sus propias composiciones; donde uno de ellos vocifera "si el rock and roll ha muerto, entonces yo soy un Zombie".
Hugo César
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