jueves, 22 de octubre de 2015

Los sobrevivientes del punk en Sonora...

Fue en el verano del 1998, cuando en Hermosillo Sonora, en la colonia la Olivares, coincidieron tres bandas que se convertirían en la legión del punk regional. Dentro de un terreno improvisado por nubes de polvo y olor a aceite quemado, se festejaban diez años de existencia de Suciedad Discriminada acompañados de La Perra Vida y La Merma de Nogales. Esa tarde representaba una de las últimas escenas de los 90s, tocadas en talleres o en casas abandonadas, equipos deteriorados, gente afuera del lugar sin querer entrar hasta que llegara la policía, y una juventud envuelta en la confusión de la submodernidad. Fueron estos tres grupos los que sobrevivieron a una década con el último vestigio de libertad, muy por fuera aún de la parafernalia tecnológica. Un periodo que pareciera comenzó en 1992, cuando Malignus Youth tocó en Hermosillo, y que finalmente desembocaba en una terna de bandas con discos independientes, sonidos locales originales, y una actitud de hacerlo sin reservas de gustarle a alguien, era simplemente Punk Rock.

La divina providencia del punk local nace en un entorno desafinado por contrastes poco congruentes, una ruta marcada desde el desierto costero hasta la híbrida y belicosa frontera, donde las tres bandas construyeron una realidad distinta al resto de los géneros existentes. A través de las entrañas que delimitan su cosmovisión, es en la segunda mitad de los ochentas y principios de los noventas donde forjaron sus antecedentes:

Suciedad Discriminada se presenta por primera vez un 6 de octubre de 1988. Provenientes del noreste de la ciudad de Hermosillo y dentro de un contexto estudiantil universitario, definen un instinto contestatario, con acordes entretejidos por influencias tanto de bandas con identidad subversiva, así como de grupos de punk clásico (plasmados posteriormente en su canción homenaje “Joe Strummer, Joey Ramone; en el nombre del Punk Rock"). En su andar, Suciedad Discriminada forma parte del discurso de resistencia local, renunciando al circuito snob hermosillense, y optando por representar a la juventud abnegada del periodo de los gobernadores Félix Valdez y Beltrones. 

“... la siguiente rola tiene una especial dedicación para todos los activistas del CEUS que ahorita no tienen chamba porque tienen su archivo en gobernación… esta rola se llama desempleado..” Amilcar Peñuñuri, Suciedad Discriminada en Vivo en Casa de la Cultura 1992

Posteriormente, en febrero de 1993, el desierto engendra a una de las bandas más eclécticas de la región: la Perra Vida. Oriundos del sincretismo suburbano del sur de Hermosillo, sus integrantes debutan en los límites que comprenden la fractura territorial de la ciudad. Con un sonido marcado por el embelesamiento sicodélico del hardrock-noise en la guitarra, seducido por la resonancia cruda del metal regional en la percusión, pero embaucado por las melodías del punk rock en el bajo; la Perra vida marca una bifurcación, envueltos en composiciones surrealistas dentro del caos y redención que rodea al individuo en su muerte diaria.

"... en un fanzine, había una imagen... estaba un vato en una pared y un policía lo tenía detenido, y en la pared decía: el que lucha no ha muerto. Pero quién de nosotros aquí está luchando por hacer algo diferente, por rebelarse.. por eso todos estamos muertos...". Miguel Medina en entrevista a la Perra Vida para el programa el Congreso de los Ratones 1995.

Ya para el año 1994, en la heroica Nogales, a unos pasos del muro de los sueños frustrados de América, surge La Merma. Con una idea primitiva dentro del híbrido social fronterizo, un grupo de sujetos plantea que una forma de continuar y darle sentido a su adolescencia desgastada por escisiones dentro del entorno musical, es formar una banda que diera continuidad al hardcore punk local. La Merma incrustada en un contracultura meramente in situ, expresa una realidad marcada por la ensangrentada geografía que caracteriza a la frontera del mundo. Envueltos en ritmos melódicos acelerados, la banda refleja un entorno más allá de la resistencia y el existencialismo urbano:

"... Ya vez como se vive aquí en Nogales, es un desmadre, cada rola tiene una esencia de algo...  ya vienes con otra vibra ensayando grabando y sacando rolas... traen un espíritu ratero... de asaltante, de pollero, de mafioso..." Simón Merma, entrevistado en 2008 para documental La Merma: 15 años de camino.

A partir de este preámbulo, las tres bandas coincidieron en Hermosillo en el caótico verano de 1998, donde se dio lugar a que La Perra Vida bautizara la noche, con su sonido etílico disonante y haciendo gritar a sus escuchas: "¡Pedazo de canción!". Una Merma que deleitó y contagió con su apertura "somos la merma" y que en su transcurso interpretó un tema de Suciedad (Pinochet) y una canción de eskorbuto (historia triste). Y donde finalmente, Suciedad Discriminada festejó su aportación de 10 años al punk local, a través de su amplio repertorio de canciones que han transitado en cada año de sobrevivencia. Las tres bandas mostraron esa noche su sólido material envuelto en delirio caótico de punk regional (Perra vida-Foco 1997, La Merma-Ciudad fronteriza 1997 y Suciedad discriminada 1988-1995); siempre alineados dentro de una contracultura y una conciencia de clase que inspiraría a muchas bandas posteriores. 

Estos son los redivivos del punk, formados en los años consecuentes al hardcore de los ochentas en Sonora con Democracia real. Es en este entorno regional donde el punk tuvo una inserción en la aridez del desierto y en su ruta distorsionante, la cual influyó en bandas legendarias como Tvs.T, hasta llegar al sur de la entidad con los incendiarios Alma Surfer. Sus sobrevivientes no han cesado, aún recorren un camino deteriorado por el tiempo, la tecnología y el flagelo de vivir en el nuevo siglo. Tocan para aquello que estereotiparon como Generación X, así como para los indefinidos Millennials. Aún se les puede ver encarnados entre sus instrumentos, melodías y en sus propias composiciones; donde uno de ellos vocifera "si el rock and roll ha muerto, entonces yo soy un Zombie". 
                                                                                                                   Hugo César




Malfunkshun: preludio de una historia inconclusa...

"...He hurt so bad like a soul breaking
But he never said nothing to me
So say hello to heaven."
Temple of the dog - Say hello 2 heaven

Era la noche del 16 de marzo de 1990 cuando Andy Wood vocalista de Mother Love Bone y ex integrante de la banda Mulfunkshun, perecía a consecuencia de los estragos de una sobredosis de heroína. Tres días después, su muerte aconteció; dentro de un contexto marcado por el sonido subterráneo de Seattle aún en la penumbra de invadir a las masas. Andy lideraba hasta ese momento una agrupación compuesta por incisiones de bandas anteriores como Green River, Skin yard y Malfunkshun, los cuales proyectaron un sonido áspero arropado por la densidad lírica del noroeste americano.

Mucho se ha hablado de la trayectoria prometedora y truncada de Mother Love Bone previo a la explosión del "Seattle Sound". Como dato irónico, sin la muerte de Andy Wood, Pearl Jam jamás hubiese existido. Nunca sabremos si realmente la banda hubiera ocupado ese lugar en los charts de los 90s, su primer y único LP titulado Appel, el álbum está permeado de un hard rock visceral, contiene todo la base de Stone Gossard en la guitarra (similar al Álbum Ten de 1991) con letras de Andy que se sumergen en la cadencia citadina dentro de su microcosmos y redención.

Sin embargo, si queremos ahondar en un sonido más sui generis del noroeste de los EU, mas allá de una exposición de aforismos y poesía urbana, necesitamos sin duda hablar de la primera banda de Andy Wood: Malfunkshun. Compuesta por Regan Hagar en percusión, Kevin Wood en guitarra y Andy Wood en el bajo y voz,  Malfunkshun transgredió el underground a partir de su sincretismo musical. Fanáticos del punk y del glam, la banda se sumergió en un conjunto de influencias componiendo temas llenos de abstracción sicodélica pero también saturados de minimalismo sustancioso. Lograron con ello un sonido que conjugó tanto el hard rock y el noise, como el hardccore y el art rock. 

En su trayectoria (1980-1988), la banda transmitió con Andy frente a los escenarios, una interlocución insolente pero desafiante (mezcla de Kiss e Iggy pop). Acompañados de Kevin Wood, un virtuoso y demencial guitarrista, lograron la vehemencia del circuito subterráneo regional, siendo contemporáneos de bandas como The Melvins, Blackouts, Mr Epp and The Calculations, Sound Garden, My Eye, Skin Yard y U-Men. Asimismo fueron teloneros para bandas como The Acussed, Circle Yerks, Hüsker Dü, Redd Kross, Mentors y The Fang.

Han sido algunos los intentos de hablar de Malfunkshun, sin embargo la mayoría de ellos recaen de manera parcial o posterior a lo que la banda derivó. En el film PJ20 (2011) dirigido por Cameron Crowe, se indica solo a manera de introducción, el periodo de transición de los vocalistas Andy Wood y Eddie Veder, pero no se adentra en el transcurso denso de mediado de los 80s. Mientras que en el documental Hype! (1996) dirigido por Doug Pray, el productor Jack Endino aborda la muerte de Andy como una víctima de su propia realidad, muy previo a la sobre exposición de la cultura urbana del noroeste americano, una especie de advertencia o antesala del destino caótico y mediático que se avecinó para muchos músicos de la región. 

No fue hasta el año 2005, que se estrenó el documental Malfunkshun: The Andrew Wood Story  dirigido por Scot Francis Barbour. En él se retrata de manera muy personal el entorno  intrafamiliar y musical que influyó pero también que azotó a Andy Wood desde su niñez hasta sus últimos días. El film contiene testimonios de personas muy cercanas, visto a través de los relatos de su madre, hermanos, novia y amigos; así como de elementos que construyen toda una trama en forma de diagnóstico clínico, con argumentos de su terapeuta dentro de la etapa de rehabilitación y el discurso fúnebre de su padre a manera de introducción. 

Dentro del material existe una caracterización de la confusión y desconcierto que desborda la vida de una persona creativa y cómo estos recaen en la trayectoria musical que se va gestando. Contiene crónicas severas sobre sus padres, donde se plasma la fractura de la familia nuclear dentro del sueño americano, presas del abuso de alcohol y violencia doméstica, así como la lejanía de su padre al estar en Vietnam. Al mismo tiempo, se rescatan aspectos más personales y particulares, como la composición de su primera canción a los tres años, su epifanía en 1977 después de un concierto de Kiss (como una premonición de su vocación musical), la idea premeditada de Malfunkshun y su representación de personajes eclécticos creados por ellos mismos (L'Andrew the Love Child, Kevinstein y Thundar) y también su aparente e interminable sentido del humor. 

A través de ello y dentro de un contexto de aislamiento geográfico figurado que los rodeaba hasta ese entonces, Andy Wood desarrolló una trayectoria musical aunada a su acercamiento a las drogas. No obstante, su perfil creativo siempre fue continuo, desarrollando una banda disonante y melódica captada en todas sus presentaciones y en sus grabaciones no oficiales. Su contribución más presencial con la escena local de los 80s se vio reflejado en el trascendental disco compilatorio Deep Six de C/Z Records de 1986, con los temas With Yo' Heart (Not Yo' Hands) y Stars-N-You (incluidas posteriormente en un split tributo con the Melvins en 1991). Pero no fue hasta 1995 (5 años después de su muerte) que el album Return of olympus es lanzado por Loosegrave Records con canciones recopiladas por Stone Gossard. En el album se encuentran temas de sentimientos viscerales como "Jezebel Woman", "Region" y "until the ocean"; composiciones que jugaban con la animación de los personajes como "My only fan", "make sweet love" o "Shotgun Wedding"; canciones que danzaban entre el lascivo y el rock taladrante como "Winterbites", "i wanna be you daddy" o "Mr. Liberty"; así como el incendiario cover de Ted Nugent "Wang Dang Sweet Poontang".

Malfunkshun fue una banda que jugó con los sonidos estridentes y melodiosos antes que se volvieran la ecuación lineal del rock alternativo. El abuso de las drogas cortaron el camino de una de las agrupaciones más interesantes en el subterráneo de Seattle, llevando a la deriva a Andy Wood a un camino doloroso de rehabilitación. Posterior a ello, comenzó una nueva dirección musical, a pesar de llevar consigo un gran síndrome de abstinencia que lo mutilaba por dentro, donde de manera silenciosa ocultó su sufrimiento en su periodo activo con Mother Love Bone hasta su trágica muerte. Pareciera que hablamos de la historia de otros personajes que perecieron consecuentemente, pero no es así, Andy atravesó por todo aquello antes que el verdugo se alimentara de muchos de ellos.   

                                                                                          Hugo César

 


La década de la gran implosión del Rock...

Eighties, i have to push, i have to struggle 
Eighties, get out of my way, i'm not for sale no more
Kiling Joke-Eigthis

El transcurso de la década de los ochentas fue un periodo obscuro donde el punk rock se sumergió en el fondo del underground, pasando muy desapercibido por aquellos que trataban de narrar la historia del rock. Fue una época de transición en la cual un gran número de bandas definieron géneros distintos que transformarían por completo el Rock hasta nuestros días. Es difícil consensar un inicio, sin embargo es el sonido subterráneo de los años 80 un registro notable de un cultivo entre distintos géneros que se entremezclaron y contrastaron de manera paradójica hacia una contracultura ya establecida en los 60s y 70s. Un contexto de bandas independientes con sonidos opuestos a las melodías dominantes, una identidad que destruía la moda y una filosofía que transportaba lo básico a la actitud musical.

Una pequeña muestra representativa de éste periodo podría ser: Sonic Youth, Hüsker dü, Pixies, Lemonheads, Scratch acid, Black flag, Big Black, Fugazi, the Replacements, Dead Kenedys, Green River, Malfunkshun, The Cramps, The Germs, X, The Gun Club, Butthole surfers, Melvins, Red Kross, Dinosaur Jr. (entre muchas otras). Son bandas que sin intención alguna delinearon el sonido alternativo y transformaron por completo la forma de sonar. Pareciera que el rock subterráneo de dicha década tocó las puertas de la complejidad, el universo lírico pasó al multiverso, la antítesis musical perdida entre el significado y la definición quedó relegada fuera de los parámetros de la interpretación. Por eso hablamos de implosión y no de explosión, algo que condujo al rock a un espacio de difícil descripción. Pero ¿cómo poder acercarse a demostrar esa concepción de los 80s?

El año de 1991 representó una fecha caducidad mercantil para la mayoría de bandas de rock comercial, fue exactamente el punto de bifurcación donde la escena underground de los ochentas llegaría a las masas. Antes de que dicho acontecimiento ocurriera, el semi-documental “1991: the year of punk broke” dirigido por David Markey enmarca la cumbre del sonido subterráneo.

Dentro del material el cineasta se embauca en el verano de 1991 en una gira por Europa con Sonic Youth, donde resaltan escenarios importantes como el concierto del Festival de Reading del 23 de agosto que incluye bandas como Babys in toyland, Nirvana y Dinosaur Jr. En la gira queda en manifiesto la actitud de los grupos frente a los medios, su convivencia efímera ante actuaciones improvisadas entre resacas, cansancios y alcaloides ingeridos; pero sobre todo se aprecia el desinterés por mostrarse protagonistas de una historia que hasta ese momento no presentaba trama o guión alguno. Recordemos que el disco Nevermind fue lanzado en septiembre de 1991 por lo cual se logra identificar dentro del film el último vestigio del circuito de rock no comercial a través de un conjunto de bandas que no consideraban ser los partícipes principales del mercado.

El film abre a manera de introducción con una incoherente plegaria canción surrealista en forma de rap interpretada por Thurston Moore. Dentro de su improvisación el vocalista de Sonic Youth pareciera predecir o explicar en ciertos fragmentos la razón por la cual están éstas bandas tocando al máximo ante condiciones precarias en algunos casos, pero aún así sin frenarse en el camino:

“…un baile por todos los muertos que dicen: hey no olvides que somos los que generamos el sudor en la tierra… baila y muere” 

Dentro de la hora y media de duración, la idiosincrasia que revelan los miembros de los grupos ante medios de comunicación locales e internacionales, siempre es de una apatía por mostrar el más mínimo detalle de importancia y autoestima, lo único significativo para ellos es tocar y dejarlo todo en el escenario a través de actos iconoclastas que sustituyen la parafernalia de los grandes estadios. En medio de una actuación, justo antes de tocar el tema Teenage Riot, Kim Gordon le grita al público:

“… ¿sabían que el punk rock estalló finalmente en 1991?…” 

Como una catarsis dentro de la cúspide del rock subterráneo, previo a que Teen Spirit aturdiera y amargara a su público, Sonic Youth interpretó su motín adolescente como el verdadero preámbulo de una nueva generación, una identidad colectiva cansada de los clichés comerciales y de la pretensión mercantilista del arte. En ella vieron un cúmulo de bandas disonantes que no eran reproducidas de manera lineal, sino que cada una interpretaba de forma distinta su realidad y aún así pertenecían a la misma tribu de agrupaciones. Se plasma una gira por Europa donde existe un público que reconoce y admira el sonido alternativo, región del mundo donde décadas anteriores los jóvenes habían rescatado al blues de la impureza y habían alabado el punk de los Ramones, y que también en 1991 le daba cobijo a todas las bandas que de manera independiente iban contracorriente en América. 

Los ochentas a nivel subterráneo fue la semilla del rock posterior, de todos los sonidos que inundaron los noventas y el presente siglo, con sus interminables categorías para poder clasificarlo. Realmente el underground alternativo de los ochentas finalizó en septiembre de 1991, y aún le llamaban punk…

                                                                                              Hugo César




Máquina 501: punk desde el último kilómetro del desierto...


Muchas bandas punk rock han emergido en la escena sonorense, algunas activas y otras desmembradas. El desorden etílico dentro del árido desierto vuelve difícil el poder mantenerse en los espacios que se desarrollan a nivel subterráneo. No obstante el sonido urbano entre el punk y el hardcore se sigue conservando desde la década del ochenta hasta el presente a través de agrupaciones que se mantienen fieles al género y que reman contracorriente de manera obstinada.

Máquina 501 es una banda autodenominada punk del desierto, que busca continuar la esencia de bandas regionales como Suciedad discriminada, Alma surfer, la Perra vida y la Merma. Su estilo incorpora elementos que se derivan en mezclas alternativas de punk local y que a su vez utilizan la filosofía do it yourself (DIY) para sobrevivir. Seguidores confesos de bandas internacionales como Ramones, Sonic Youth, Mudhoney, Sex Pistols y Dead Kenedys, Máquina 501 emplea el modo de combinar distintos ritmos proyectando un híbrido punk aplicado por otras bandas locales. Sus letras solo son cortes transversales en la vida ordinaria de cualquier individuo abiertas a la libre descomposición.

Su formación se registra en el verano del 2008, cuando Oscar Ontiveros (baterista de la extinta banda de punk Los Bizarros), decide en sus inicios formar una agrupación de garaje punk. En su búsqueda encuentra a Hugo César, un guitarrista seguidor de su antigua banda y con quien comparte un gusto sólido por el punk local sonorense. Para ello acuden a una tocada de Stress en un bar de la colonia Nuevo Hermosillo, ahí planean el proyecto musical para posteriormente realizar lo que llamarían punk del desierto en honor a todas las bandas locales que admiran (término auspiciado por Iván Gallardo bajista de la extinta banda “Siete días en Coma”).

En su transcurso pasarían a formar como integrantes de la banda un gran número de personajes que por razones laborales, personales, caprichosas o existenciales, no logran consolidarse en una alineación constante. En su desgastado paso hacia la frustración y ante separaciones intermitentes, en el verano del 2013, después de una tocada de Suciedad Discriminada en el bar Club Obregón, Hugo se topa a Pepe Bacterias (guitarrista de la banda “De un extremo a otro”) y le propone entrar al grupo. A partir de ahí comienza a delinearse un concepto distinto, ante la experiencia y trayectoria de Pepe en bandas como Stress y Lepra, su incorporación como bajista le daría la base tan esperada, en conjunto con todo el bagaje que posee en géneros locales.

Dentro del periodo 2013-2014, una fracción de grupos de rock locales (Cuervo, Válvula y Sapiens Demens) emprenden la meta de salir de los cuartos de ensayo y crear un nuevo circuito local organizando tocadas en bares como la Bohemia, Seven y El Campo, e invitan a Máquina 501 a formar parte de ello. En ese contexto Luis Ontiveros se une a la experiencia como vocalista de la banda, compartiendo su inhibición absoluta del miedo, y con tan solo un ensayo en el verano del 2014 debutan en el Bar El campo acompañando al nuevo circuito de rock local (al cual se agrega Kolapso) y que posteriormente compartirían escenario constantemente.

Es ahí donde Máquina 501 emprende su camino y dan continuidad a lo que otras bandas han hecho en Sonora, tratando de mutar el punk regional, y reconociendo que su sonido se deriva indiscutiblemente de la escena local activa y de antaño. No hay protagonismos en el punk, solo transformaciones…  

                                                                              Hugo César

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