sábado, 9 de diciembre de 2017

Paralelo de Rock en Sonora: de La Última Vuelta hasta Sr. Kino…

¿Qué es un segundo en un siglo?” 
Miguel Medina 
Por Hugo César:

La primera vez que escuché en vivo a La Última Vuelta fue en octubre de 1995 en el CUM dentro del concierto Revolución 95. Un servidor tenía escasos 14 años de edad y la banda dio apertura a uno de los eventos más importantes de Rock en Sonora, compartiendo escenario con Fobia, Aurora Negra, La Lupita y Maldita Vecindad. El evento los posicionó en ese momento como el grupo de Rock de mayor importancia en la entidad. Su Hard Rock alternativo se alineaba en la transición del sonido melódico de los 80s con la estridencia naciente de los 90s. La gente hablaba de ellos, se mostraban presentaciones en vivo en la rotación de videos del programa Visión Rock de Telemax o canciones demos emitidas en la radio local. 

Posteriormente en una distancia muy lejana de tiempo, a mis 35 años de edad, víctima del delirio posmoderno y buscando propuestas musicales vinculadas al garage-stoner, alguien me comentó de un circuito alternativo local influenciado por sonidos similares y alineados a las nuevas propuestas nacionales. No dude en buscarlos y en diciembre de 2016 escuche en vivo a Sr. Kino, banda que retoma la esencia LoFi mezclado con sonidos Shoegaze, Garage y Punk. Esa misma noche tocaron las bandas Slaves, Noches de Peñasco y Buzz Kill, todos ellos interpretando canciones propias y curiosamente covers de temas noventeros. Con los meses frecuenté ese circuito emergente de bandas adolescentes y pude apreciar que Sr. Kino es el grupo con mayor poder de convocatoria. Los medios de música independiente hablan de ellos y poseen una fuerte presencia en redes sociales.

Escribir sobre el presente contexto de rock local y regional en Sonora (en este caso de Hermosillo), es retomar una discusión añeja sobre qué es lo que sucede con la música y el “compromiso” de la gente en nuestra ciudad. Actualmente se han realizado varios eventos que congregan a la mayoría de las bandas; se aprecian dos brechas generacionales bastante marcadas por la diferencia de edad, cada una de ellas realizando eventos muy distintos. Por ejemplo, el concierto FestiRock realizado en la Sauceda en el presente año, tuvo por objeto reunir un conjunto de bandas representativas de los 90s como Sectas, Ataxia, La última Vuelta o Restos, donde para tristeza de muchos, la afluencia del evento no fue efectiva, hubo un número muy reducido de personas que pudieron tener cabida dentro de un bar. En cambio, asistir a un festival del nuevo circuito con bandas como Sgt. Papers Lonely Psych Punk Band, Sr. Kino, Rotten Daisies, Buzz Kill entre otros, se aprecia una convocatoria positiva donde es notorio que las nuevas generaciones si apoyan a sus bandas dentro del nuevo circuito.

Cada generación presenta rasgos de inconformidad distintos, elementos con descontento que se encuentran dentro del imaginario colectivo de sus escuchas y sus respectivas apatías. Podemos recordar aquel cáncer de las tocadas noventeras y posteriores caracterizado por la abstención de la gente de entrar a los eventos y permanecer afuera ingiriendo cerveza en espera de un portazo, en contraste con el nuevo circuito, donde en algunas tocadas, no se han dado abasto de poder introducir a todos sus asistentes ante el lleno total. También el vestigio del pasado donde se consideraba “vendido” al que grababa con una disquera oficial. De tocadas con amplificadores que parecían loncheras, hasta nuestros días donde bandas traen ingenieros de sonido. En muchos rasgos la escena local ha cambiado, pareciera que unos añoran un pasado lleno de trabas, mientras que otros ansían el sonido del pasado, pero sin su contexto deplorable.  

Ver esos dos circuitos de bandas juntas, las de “antaño” y las “nuevas”, parecía indisoluble, lejos de poderse asociar o mezclar. No obstante, el pasado verano de 2017 se realizó el evento SubKultvra Festival 17 organizado por RVL DAZE, el cual reunió bandas de todo tipo en un maratónico festival de 10:00 am a 12:00 Pm. El evento sin costo alguno y para todas las edades pudo reunir a un conjunto de bandas de distintas géneros, genes y generaciones. Un servidor tuvo la fortuna de apreciar un momento impremeditado que reunió a dos bandas de forma consecutiva y que bautizan una parte del título a esta reseña: La Última Vuelta y Sr. Kino.

En dicho evento se pudo apreciar el esfuerzo de conectar esas dos generaciones. Por un lado, La Última Vuelta, que envolvió a toda la gente en una concepción de concierto pura, con músicos experimentados, mezclas de melodías y sonidos estridentes que nos sumergieron en la transición de los 80s y principios 90s, producto de un hard rock sónico visceral (somos una mole). Por otro lado Sr. Kino, con su enérgica presentación dentro del extraño mundo de la baja fidelidad, su entrega total con sus seguidores que bailan en cada canción, la perspectiva de género (casi inexistente tiempo atrás) con un sonido garage punk alternativo, reviviendo las armonías que dieron origen al Rock. 

Pareciera que este año estábamos aproximándonos a un posible punto de ebullición de rock local, era el inicio de lo que pudo ser una gran escena incluyente, influenciada por la esencia alternativa de antaño en conjunto con el circuito que pone el sudor en las tocadas. Pero una parte de la gente en Hermosillo habló como suele hablar, los que se autodenominan escépticos de los medios ahora se volvieron crédulos de los medios. Muchos se tragaron el amarillismo barato de una nota. Ancestros locales víctimas de su propia contradicción y un circuito emergente con obstinación. La megalomanía de algunos seudo músicos y críticos alimenta el etnocentrismo actual, la podrida “escena” y su división eterna. Por lo pronto seguimos donde mismo, llenos de basura textual sin figurar en otro lugar, irónicamente no se puede esperar más. Pero mientras eso ocurre un servidor escucha y disfruta de Sr. Kino y La Última Vuelta, y al que no le guste pues…. Salud.



martes, 14 de febrero de 2017

Señor Kino y la nueva escena emergente

Por Hugo César

“El rock en Hermosillo está muerto”, ese es uno de los tantos comentarios que han sonado desde hace tiempo en la capital de Sonora, después de que varios tokines se han visto desolados por sus escuchas. Hoy en día pareciera que el rock se extingue dentro de algunos espacios que han brindado el apoyo a las bandas. Algunos dirán que cualquier escena musical empieza de cero, con un público reducido correspondiente incluso a los mismos miembros de las bandas que tocan esa noche. Sin embargo, en Hermosillo, la escena de tocadas en establecimientos comerciales viene de más a menos, con una apariencia de abstinencia, antítesis y resaca en contradicción, una negación del rock.

Dentro de esa percepción, se menciona que ya no hay tocadas como antes, que se perdió la identidad y la esencia, que los grupos ya no tocan por gusto sino por vanidad, que no existen bandas que aporten. Para contrastar lo anterior y evidenciarlo, un servidor se sumergió más allá del subterraneo desconocido por la gente en riesgo de vegetación, y pudo apreciar que la escena rockera está activa, que hay muchas bandas con propuestas genuinas e interesantes, que los comentarios son el azolvamiento de una concepción carcomida por las tocadas en bares, exclusión de propuestas y la megalomanía de muchos de sus personajes. A todos ellos les decimos ¡jodanse!, el rock sigue vivo, un recurso renovable no apto para narcisistas con impotencia musical.

El pasado 20 de diciembre de 2016, la banda Jueves de peñasco organizó el evento “La choza de los superpequeñines”, una tocada que empezó alrededor de las 7:00 pm en una colonia al norte de la ciudad y que de manera puntual tuvo un lleno total dentro de una escena subterránea tradicional. Además de los anfitriones, las bandas Señor Kino, Fixion, Slaves y Buzzkill, estremecieron el lugar generando un baile sónico y caótico entre los asistentes, un garage sicodélico envuelto de sonidos grunge, punk, fusión y noise. El tiempo siguió su curso y pude apreciar la verdadera esencia del rock, dentro de un pequeño lugar con gente bailando a mi alrededor, sin críticas ni pretensiones, a nadie le importaba el orden de los factores, a nadie le importó abrir o cerrar, aquí todos son primeros y últimos a la vez.

Esa misma noche tuve la oportunidad de platicar con Karl Neudert (KN), vocalista de la banda Señor Kino, quien, de manera muy atenta y generosa, contestó las etílicas preguntas de un servidor (HC) el cual se encontraba dentro de una paramnesia de recuerdos y trastorno de nostalgia.

HC. ¿Cuándo inicia señor Kino?
KN. Empezó en diciembre de 2015, yo iba en secundaria, escuchaba mucho rock y junto con Carolina (bajista actual) decidimos hacer la banda. Un día le dije que haríamos el grupo y con el tiempo resultó. Con ella congeniaba mucho en los gustos musicales que teníamos y comenzamos a practicar entre los 14 y 15 años, luego se fueron incorporando el resto de los integrantes.

HC. Tienen influencia de grupos actuales como los Blenders, ¿Qué otras influencias consideras forman parte de ustedes?
KN. Creo que cuando escuché a bandas como O tortuga y los Blenders tuve un gusto por una escena musical que se estaba desarrollando en la ciudad de México, comprendí que teníamos preferencia tanto por el surf como por el garage y decidimos hacer algo similar aquí, algo que otras bandas no estaban haciendo.

HC. ¿Se sienten dentro de un sonido garage o neogarage?
KN. Es como una combinación de los subgéneros, del punk, del surfpunk con derivados de garage.

HC. Algunas personas pensarían que tiene un sonido argentino alternativo, ¿hay algo de ahí o simplemente así suena actualmente el garage?
KN. Tal vez inconscientemente. Hay bandas argentinas de shoegaze que escuchaba mucho y que les mostraba a mis amigos, yo les decía que así quería sonar y entre todos fuimos formando un sonido, evolucionando poco a poco. Tenemos canciones que son un poco de surf, otras más lentas y tristes, y algunos cercanas al postpunk.

HC ¿Algunas bandas que te gusten de Sonora?
KN Todas las que están tocando ahorita aquí jajaja. Quisimos tomar todo lo que estuviera fuera del metal, fuera del ska y fuera del rap, que es como lo más fuerte en Hermosillo, y lo que me gusta es que están saliendo nuevas propuestas, como Slaves que es industrial, u otras bandas de amigos que tocan shoegaze.

HC ¿En qué edad ubican a su público?
KN La verdad tenemos un público adolescente, talvez por las letras o por las influencias que tenemos.

HC ¿Qué es Sr. Kino y a qué aspira?
KN. Empezó como un juego. Al principio teníamos un poco de temor por el género musical que tocamos, no veíamos que fuera del gusto de la gente, pero empezamos a gustar y nos apoyaron, fue de ahí que decidimos tomárnoslo en serio, en grabar un álbum más formal y continuar con el proyecto.

HC.  Entonces ya cuentan con grabaciones independientes
KN Contamos con un EP producido por la Casa Producciones, el cual nos gusta mucho pero el próximo álbum estará mejor (jajja) porque el sonido que teníamos ahí éramos solo de tres, más bien es un demo de los que queremos hacer.

HC. Viendo que son una banda joven con canciones originales, qué le pueden decir a los grupos emergentes que tocan covers
KN. Que se arriesguen, así empiezan las bandas, todo comienza por un riesgo, es importante, empezar, tocar y no aguitarse si a la gente no le gusta lo que tocas, sino que te guste.

HC. Son una banda muy enérgica a diferencia de otras bandas, ¿de dónde sacan eso?
KN. Nos gusta sentir la música, divertirnos y ver que la gente se divierta, eso te prende, te emocionas ver cómo a la gente le gusta.

HC. ¿Por qué señor Kino?
KN. Quisimos tomar un nombre playero, pudimos llamarnos Sr Guaymas o don Empalme pero optamos por Señor Kino, por la bahía.

HC. ¿El rock está muerto en Hermosillo?
KN. No jajajaja

HC. Gracias por la entrevista, quisiera que dejaras tu nombre para el registro.
KN. Por nada, soy Karl Neudert

HC. ¿Si es tu nombre? o ¿es tu seudónimo?
KN. Si, es mi nombre.

HC. Bien, un poco fuera de lo común, supongo que te lo han dicho.
KN. Si, casi todos los días jajajja….

                                                                                         


Killing Vectors y $LAVE$, variables complejas dentro de la escena emergente

Por Hugo César:

Continuando con nuestro trabajo etílico antropológico sobre la nueva escena emergente, el equipo editorial de Coyote de Fuego asistió el pasado 6 de enero a la tocada “Stoner Rock Hmo” en la histórica colonia del PaloVerde, a un costado de la fractura geográfica que divide a la llamada ciudad del sol. Dentro del relieve ancestral, entre escurrimientos obstruidos por la mancha urbana, nos encontrábamos justo en una planicie con depósitos eólicos que un tiempo vio nacer tocadas memorables y bandas punks en Hermosillo. Ahora la escena emergente se trasladaría de norte a sur, sin importar el espacio-tiempo que enarbola las escusas existenciales de aquellos que sufren el actual síndrome de abstinencia de rock.

Dentro de un domicilio particular, similar a una especie de jardín botánico, las bandas Señor Kino, Killing Vectors, $LAVE$ y Trance compartieron su sonido y fueron rodeadas por su público, el cual respondió desde muy temprano a cada uno de los temas envueltos en luces cósmicas, espíritus arcaicos de brujas y sueños sumergidos por el concreto. Una tumba de lamentos regulada por el zanqueo de una generación en ebullición, víctimas de una realidad posmoderna que devuelve a los jóvenes el poder de convocatoria y el sudor de ideales en una nueva concepción.

Aun cuando la tocada tuvo variantes de géneros en los que resaltaron el surf sicodélico, el garage, hard rock  y noise punk; la magia del lugar nos teletransportó a la esencia del Stoner con un público entregado de principio a fin a sus bandas, danzando entre riffs desérticos y letras viscerales. Fue en ese lugar donde establecimos el contacto con las bandas Killing Vectors y Slaves, los cuales, a través de nuestro muestreo aleatorio emborrachado, respondieron en días posteriores a nuestras preguntas. 

Killing Vectors
De acuerdo a la percepción de la banda, el nombre Killing Vectors  responde a “la cantidad que aparece en la teoría general de la relatividad: Killing es el apellido del responsable (Wilhem Killing) y Vectors es simplemente vectores”. Lo anterior como muestra representativa del perfil de sus integrantes (estudiantes de física) adictos a la ciencia natural que se encarga del estudio de la energía, la materia, el tiempo y el espacio. Con un antecedente de rock local que los relaciona con la extinta banda local Sapiens Demens, el grupo comenzó en agosto del 2016 con Jorge Luis Duarte (batería), Alan Aganza (bajo) y Oscar Sanders (guitarra). Su sonido lo ubican dentro de los géneros Stoner, Doom, Occult y Hard Heavy Rock, aunque ellos lo llamen simplemente Surf Oscuro o Black Surf.

Sus influencias más confesables se dirigen a gustos por Kadavar, Kyuss, Black Sabbath, Pentagram, Fu Manchu, Brant Bjork, Night Sun y Electric Wizard, entre algunas otros. Se consideran una banda emergente que se está integrando a la escena de rock local y esperan próximamente grabar un álbum y un EP de Black Surf. Más allá de la clasificación de su género, Killing vectors responde a todo un fenómeno global de bandas que retoman el Rock Stoner y lo fusionan con variantes de otros estilos, su sonido denso muestra la evolución de sus integrantes dentro de un contexto que retoma al rock desértico como punto de referencia de su creatividad.

$LAVE$
Por otro lado, la banda $LAVE$ decide el nombre como un adjetivo de una cosmovisión en sometimiento ante el sistema monetario internacional, una transición de la vida atrapada en el homo-economicus. “Es algo innegable y nos perseguirá hasta la tumba. Es lo único que odiamos, pero no podemos dejar de buscar”. La banda se crea en julio de 2015 y se compone de los integrantes: Necro$anto (vocales), I$himura (bajo), Ugly Mane 0$ (teclados/beats electrónicos), Sevink (batería), Donaldo Plata (guitarra). Se relacionan con bandas locales anteriores como El día de la marmota (Sevink y Donaldo), Chaos brings order (negrosanto).

Su sonido en un principio caracterizado por el punk y el rap, los conllevó enfocarse más hacia el punk y sintetizarlo a partir de noise, harcore y otros subgéneros. Sus influencias podrían ser como lo mencionan grupos de la talla de Black flag, Code orange, H09909, Deftones, Moenia y the HKBO. Sin embargo, también mencionan a bandas de noise como MachineGirl o NAHstuff.

En general la banda alterna de manera solidaria con bandas como Trance, Señor Kino, Bonsai Babies, o la extinta banda El día de la marmota. Han sido teloneros de bandas/artistas del circuito de Dani Shivers de Tijuana, MachineGirl de NY, así como de HKBO. Entre sus expectativas a futuro se encuentra un nihilismo desahuciado dentro de su imaginario colectivo, o como bien lo mencionan, simplemente gustan de hacer música y participar en lo que llaman la nueva cara del punk, con un perfil más técnico y no tan minimalista. Esperan pronto grabar un EP para poder compartir su sonido caótico e hipocondriaco. Salud por todos ellos….